A pesar del ejemplo de sus padres, que llevaban a la familia a Misa todos los domingos,
La fe de Norma no cobró vida sino hasta que
recibió el bautismo en el Espíritu Santo.
Esta experiencia hizo la gran diferencia en su vida.
Norma Casas Nava fue bautizada y confirmada a las dos semanas de nacida. Sus papás tenían la firme convicción de asistir a Misa todos los domingos, y gracias a esto la fe de Norma comenzó a formarse desde su niñez.
Siendo ya una joven, Norma no veía como la vida religiosa podía hacer bien a la humanidad. Cuando tenía veinte años, siendo estudiante en una universidad Católica, recibió el bautismo en el Espíritu Santo. Esta experiencia cambió radicalmente su manera de pensar; desde entonces comenzó a experimentar el gran amor de Dios. Sus amigos no comprendían lo que le estaba pasando, ni porque estaba cambiando tanto. Al principio no sabían como reaccionar, y parecía que se estaban distanciando, pero al poco tiempo ellos también recibieron la misma gracia y formaron un grupo juvenil carismático en la universidad.
Dos años más tarde, durante su tiempo de oración, Norma escucho la voz de Dios que le decía: "¿Porque no me sigues en la vida religiosa?" Su respuesta inicial fue indecisión. Después de consultar a un sacerdote, éste le aconsejó que no platicara del asunto con nadie, sino que dejara que el llamado madurara.
Durante el año siguiente, Norma comenzó a pasar por un tiempo de prueba, a causa del llamado de Dios. Aun la oración le era penosa, y tenía gran inquietud espiritual. Ahora se da cuenta que el problema era que estaba tratando de huir del llamado. Llegó un momento en que comprendió que para no arriesgar su propia felicidad, y en cierto sentido su propia salvación, había que tomar una decisión. Norma visitó un convento local con adoración perpetua, y le preguntó una vez más al Señor que era lo que quería para su vida. En oración, el Señor la guió al pasaje en Eclesiástico 2: "Si estas dispuesto a servir al Señor, prepárate para la prueba." Con esta lectura, vino la certeza de que el Señor la estaba llamando a la vida religiosa.
Comenzó entonces a prepararse a responder al llamado. Terminó con su novio y constantemente buscaba la guía del Señor. En 1992, Norma asistió a un congreso carismático juvenil en Querétaro, México, donde conoció a nuestras Hermanas, que estaban predicando